Cómo tres generaciones de mujeres son pioneras del cambio urbano sostenible en Brasil
La sierra de Pires, parte de la Reserva de la Biosfera de Espinhaço, es un área de gran importancia histórica y ecológica, pero aún carece de protección legal por parte del municipio.
[ONU-Hábitat/Ludmilla Balduino]
En la histórica ciudad de Congonhas, Brasil, donde la cordillera de Pires se encuentra con el paisaje urbano, tres generaciones de mujeres se unen para proteger su barrio. Maria Veridiana Alves, de 78 años, su hija Marlene de Souza Alves, de 54, y su bisnieta Teisiane Bernardo Gomes, de 11, comparten una profunda conexión con la tierra que consideran su hogar. Han visto cómo su barrio se transformaba a lo largo de décadas, a veces para mejor, a veces a un gran costo.
Pires, uno de los barrios más antiguos de la ciudad, fue en su día una comunidad tranquila y autosuficiente. Maria Veridiana recuerda una época en la que la tierra les proporcionaba todo lo que necesitaban. Las familias cultivaban arroz, frijoles y ñame y compartían sus cosechas en comidas comunitarias. Los arroyos corrían libremente y los niños jugaban a la sombra de los árboles autóctonos. El acueducto, un elemento esencial del barrio, era mantenido con esmero por los residentes mediante un esfuerzo comunitario. “Cuando llegaba el momento de limpiar, todos colaboraban. Era nuestra celebración; incluso pescábamos tilapia”, recuerda. Esa época de abundancia y cooperación se desvaneció con la expansión de las actividades mineras, que trajeron consigo la industrialización y la degradación ambiental.
[ONU-Hábitat/Ludmilla Balduino]
Con el paso de los años, Pires sufrió cambios drásticos. La pavimentación de una importante autopista a finales de los años 50 trajo consigo una afluencia de nuevos residentes. Se abrieron calles, se construyeron casas sin planificación y la comunidad perdió algunos de sus espacios naturales. En 1994, un ferrocarril para transportar mineral de hierro atravesó el barrio y hoy viven allí casi 3.000 personas, muchas de ellas sin acceso a servicios sanitarios adecuados. Los manantiales, que antes eran prístinos, han sufrido daños y las preocupaciones ambientales siguen aumentando.
A pesar de estos desafíos, Maria Veridiana, Marlene y Teisiane se niegan a ser observadoras pasivas del destino de su barrio. Participan activamente en los debates sobre el futuro de Pires, asegurándose de que se escuchen las voces de las mujeres. Han asistido a 11 talleres y 2 audiencias públicas organizadas por el proyecto Horizontes Congonhas, una asociación entre ONU-Hábitat y el Ayuntamiento de Congonhas para revisar el Plan Maestro de la ciudad y desarrollar un Plan de Movilidad. De los 470 participantes en estos eventos, el 52 por ciento han sido mujeres, lo que demuestra el creciente compromiso de las mujeres líderes a la hora de dar forma al futuro de la ciudad.
[ONU-Hábitat/Ludmilla Balduino]
Marlene desempeña un papel especialmente activo como representante de la comunidad en el Comité Directivo del proyecto, que incluye a funcionarios locales, organizaciones de base y expertos. Le apasionan temas como la plantación de árboles urbanos, la calidad del aire, el desarrollo sostenible y la reducción de riesgos. “Es importante que la gente contribuya a construir una ciudad mejor”, afirma.
Para Teisiane, crecer en Pires significa comprender tanto la belleza como las dificultades de su barrio. Escucha las historias de su bisabuela y aprende del activismo de su madre. Juntas, están decididas a proteger lo que queda del patrimonio natural y cultural de su comunidad.
La lucha de los habitantes de la zona va más allá de su barrio. La sierra de Pires, parte de la Reserva de la Biosfera de Espinhaço, es un área de gran importancia histórica y ecológica, pero aún carece de protección legal por parte del municipio. El nuevo Plan Director podría cambiar eso al reconocer formalmente la importancia de la sierra e implementar protecciones socioambientales. Maria Veridiana recuerda cuando la sierra todavía estaba cubierta de vegetación nativa y surcada por senderos. “Solíamos caminar por la sierra hasta el río, donde hoy se encuentra el Parque Cachoeira. Todos nos ayudábamos, era maravilloso”, dice. “Nadie imaginaba que el paisaje cambiaría tanto”.
[ONU-Hábitat/Ludmilla Balduino]
En un momento en que Pires enfrenta presiones urbanas e industriales cada vez mayores, Marlene ha tomado una postura firme y se ha asegurado de que se escuchen las necesidades y preocupaciones de su comunidad. Lidera los esfuerzos para garantizar que se atiendan las necesidades de la comunidad, desde el saneamiento hasta la conservación del medio ambiente. “Como mujer, tuve que aprender a las duras penas a ganar más autonomía, paz y libertad para hacer lo que quería. Siempre que tengo la oportunidad de participar en eventos con mi comunidad y el resto de Congonhas, estaré allí, activa y comprometida”, afirma.
Las tres mujeres sueñan con un barrio que respete su pasado y se prepare para un futuro más sostenible. “La historia de nuestra familia está arraigada aquí y por eso siempre participaré en la planificación de momentos que apunten a una vida mejor para todos”, concluye Marlene.