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La unión de David y Diego, otra victoria LGBTI frente a sectores conservadores


2022-06-27
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Página Siete

Es la primera pareja del mismo sexo que logró registrar su unión libre en Santa Cruz, luego de un año de periplo administrativo.

Diego Figueroa Columba y David Corchero Navarro no viven una historia de amor a secas, sino una que incluye más de un año de periplos administrativos, espera de respuesta de las autoridades y hasta una adecuación del sistema informático estatal. Haber logrado el registro de su unión libre es una victoria que se anotó desde Santa Cruz de la Sierra, justo días antes de que pequeños grupos atacaran una muestra museológica sobre las diversidades sexuales en esta ciudad.

Figueroa y Corchero bordean los 30 años de edad, uno es ingeniero y el otro residente médico, y están juntos hace más de seis años. Antes de iniciar el trámite en el Registro Civil, no habían tenido trabas legales en sus actividades privadas por su orientación sexual, puesto que, en el 2016, obtuvieron una extensión de la tarjeta de crédito en el banco sin mucho trámite.

La pareja no recurrió al matrimonio igualitario, pues esta figura no existe legalmente en el país. Su decisión fue registrar la unión libre que, según la Ley 603 o Código de las Familias, reconoce similares derechos y obligaciones que un contrato matrimonial. La unión libre es la decisión voluntaria de dos personas de iniciar una vida en común.

Un año de trámites y retrasos

“El día de la inscripción demoramos seis horas porque el Serecí, a pesar de haber dicho en el papel que ya tenía el sistema (informático) habilitado desde el 11 de mayo, el 27 de mayo aún no lo tenía para que aparezcan dos cónyuges masculinos en el documento”, explica Diego Figueroa.

La solicitud del reconocimiento de la unión libre fue presentada más de un año antes, el 14 de abril de 2021, ante la Dirección Departamental del Servicio de Registro Cívico de Santa Cruz (Serecí). Incluso unos meses antes, en diciembre de 2020, David Aruquipa y Guido Montaño habían logrado registrar su unión en La Paz, hecho que consideraban que había limpiado de obstáculos el proceso.

“Pensábamos que íbamos a tardar 20 minutos en el Registro Civil. Si a David y Guido les han inscrito, pues a nosotros también, y nos topamos con la sorpresa de que (su caso) no era vinculante”, relata Diego Figueroa.

En un año de espera corrieron por lo menos ocho escritos dirigidos al Registro Civil departamental y nacional para solicitar respuesta a su pedido. Para las entidades estatales, la justificación por la demora estaba en que el sistema informático no permitía dos cónyuges del mismo sexo y que todavía había un pronunciamiento pendiente del Tribunal Constitucional, por la demanda interpuesta en el caso de David Aruquipa y Guido Montaño.

“Lo que hicimos fue ir a una acción de amparo constitucional de la mano del abogado Ricardo Sotillo. El Tribunal Departamental de Justicia, (a través) de la Sala Constitucional Primera, el 12 de mayo, les obligó a respondernos de forma escrita si se podía o no se podía (registrar la unión libre) para que no den más excusas”, dice Figueroa.

La respuesta fue afirmativa, con la aclaración de que deberían cumplir los mismos requisitos que una pareja heterosexual. Ambos estaban preparados, cumplieron con las formalidades y fueron citados, no pudieron elegir el día, para el 27 de mayo a las 12:30.

“Hemos tenido que esperar desde las 12:30 hasta casi las siete de la noche porque desde La Paz han tenido que poner un parche informático: no se podía hacer la inscripción. De hecho, incluso dijimos ‘pongan como cónyuge femenino a cualquiera de nosotros, después lo corregimos’, claro, cansados de estar con este periplo, pero nos dijeron que el carnet de identidad va con el sexo y no se podía”, dice Figueroa, que recuerda haber contado ocho parejas heterosexuales concretando su trámite antes que ellos.

Visto de lejos, el retraso era inexplicable, puesto que unos días antes, el 13 de mayo, otra pareja de mujeres había logrado registrar su unión libre en La Paz ante el Serecí, también después de un año de trámites administrativos, espera e incluso reclamos públicos de la organización Derechos en Acción.

Igualdad “real” en Bolivia

“Nosotros buscábamos la igualdad real y efectiva a efectos administrativos, sin ningún tipo de discriminación por parte del Estado. Me preguntaban: ¿por qué no fueron a casarse a Argentina? Somos bolivianos, desarrollamos nuestros proyectos vitales en Bolivia, de qué me sirve tener un certificado de matrimonio en Argentina”, dice Diego.

Finalmente, Figueroa y Corchero registraron su unión al finalizar la tarde del 27 de mayo, tuvieron torta y brindis en una celebración simbólica de la que participaron activistas de Mano Diversa. Ambos buscaron la seguridad jurídica para la familia que han decidido construir, y consideran que las instituciones públicas deben estar a la altura de los cambios en la sociedad y los cambios en los modelos de familia.

A pocos días de haber registrado su unión, el 1 de junio, aparecieron banderas de los colectivos LGBTI en la fachada del Museo Altillo Beni para conmemorar el mes del Orgullo Gay, en pleno centro de Santa Cruz de la Sierra. La exposición titulada Revolución Orgullo recibió el rechazo y amenazas de personas que se autodenominaron vecinos del Casco Viejo de la ciudad, y las banderas fueron quitadas de la fachada.

¿Y la sociedad incluye?

¿No han sentido señalamientos o discriminación de la sociedad por registrar su unión?

“A lo largo de la vida cotidiana desde luego que sí, eso no ha aumentado al hacernos visibles. Siempre hemos sido públicos, nunca nos hemos escondido desde que estamos de pareja hace más de seis años. El odio, el racismo, la discriminación siempre van a estar ahí, lo que hay que hacer es combatirlos con más derechos, leyes y políticas públicas para que todos podamos desarrollar nuestra vida sin ningún tipo de discriminación”, dice Figueroa.

La persistencia de ambos para inscribir su unión es otra acción que se añade a la larga lucha por ejercer su ciudadanía desde los colectivos de las diversidades sexuales en el país. La activista de La Pesada Subversiva, Alejandra Menacho Noza, explica que la Ley 807, de Identidad de Género, y la inclusión de las mujeres trans en la Ley 348 muestran cierta apertura a la agenda LGBTI por parte de las organizaciones políticas y el Estado.

Sin embargo, también afirma que “hay mucha gente de la población LGBTI que no tiene acceso al trabajo, a su identidad, a un reconocimiento, como pasa con los hombres trans”.

La resistencia organizada de la población LGBTI tiene 22 años en Bolivia, desde que salió la primera marcha del Orgullo Gay. ¿Es Santa Cruz la ciudad más conservadora frente a esas reivindicaciones? “Ahorita son los (grupos cruceños los) que se ven más, pero se tiende a pensar que Santa Cruz es conservadora... Si la comparamos con La Paz, (allá) colocan banderas ciertas instituciones públicas, aquí no se puede todavía”, dice Menacho, que aclara que los grupos conservadores son minoritarios y con poca convocatoria.

Todavía no lo han pensado, pero en su momento Figueroa y Corchero sortearán otros trámites inherentes a la vida de una pareja, como una afiliación a la seguridad social o de largo plazo. “Me imagino que, mientras tengamos el documento en mano, no va a haber problemas. Están las leyes que nos protegen y (vamos a) seguir luchando, a pesar de que nosotros creemos que, con la visibilidad que le hemos dado, también hemos allanado un poco el camino para el resto de parejas”, dice Figueroa, confiado.

Por ahora son la primera pareja en registrar su unión libre en el departamento de Santa Cruz, y la tercera en el país desde que se abrió esta posibilidad legal en el año 2020. El ejercicio de ciudadanía de la población LGBTI avanza lentamente.

“El odio, el racismo y la discriminación van a estar ahí, hay que combatirlos con más derechos, leyes y políticas públicas”.
Diego Figueroa

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