Reformas

¿Cambiar las políticas laborales?


2025-04-30
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Guardiana

Las denuncias por vulneraciones a los derechos laborales presentadas aumentaron un 57% entre 2021 y 2024, pasando de 16.000 a 25.168.

Hace unas semanas se publicó en un medio digital una columna de opinión de Ronald Nostas titulada “La urgencia de cambiar las políticas laborales”, donde el empresario y expresidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia hace un análisis en el que señala la necesidad de reformar la normativa laboral en el país, adaptándola a los tiempos modernos que vivimos.

En muchos aspectos, sus elucubraciones son bastante razonables, en sentido de que el país necesita una reforma laboral, puesto que la Ley General del Trabajo y sus procedimientos son del siglo pasado. Es cierto que responden a un contexto diferente y deben modernizarse, no hay duda, empero, hay elementos que hay que manejarlos con mucho cuidado.

En primera instancia, modificar la política laboral pasaría por una reforma constitucional, que tiene una línea protectora del capital humano, y eso está muy bien que así sea, puesto que la historia y la experiencia han mostrado superabundantemente que el empresario, el industrial, el empleador, desde los albores de la revolución industrial, abusó del ser humano con el fin de ganar mayor cantidad de dinero y capital para continuar con su objetivo.

No olvidemos que cada conquista laboral como, por ejemplo, las ocho horas de trabajo, vacaciones, seguro de salud, derecho a la seguridad social, trabajo de mujeres, prohibición de trabajo infantil, no fue concesión de los empleadores, sino luchas, incluso sangrientas de las y los trabajadores, que desgraciadamente como muchas otras cosas en el mundo, no han llegado a cumplirse totalmente.

Esto lo podemos atestiguar con una visita al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y una breve entrevista a quienes acuden a reclamar por sus derechos. En pleno siglo XXI, allá se podrá ver a personas que solicitan el pago de beneficios sociales, pues fueron despedidas sin mediar causales legales y legítimas; personas que reclaman por sus horas extras, porque trabajaron por imposición de sus empleadores más de ocho horas al día, además de fines de semana y feriados. También se podrá encontrar denuncias de acoso laboral tanto en el ámbito privado como público, en este último con el agravante de que todas y todos los servidores públicos deben tener conocimiento de derechos humanos y laborales, y derechos de género, entre otros. Trabajadores y trabajadoras que actualmente están siendo engañados con contratos civiles, cuando son completamente laborales, o con los famosos contratos de consultoría en el ámbito privado, que realmente es una burla a las normas laborales, pero que la gente acepta porque requiere trabajar y llevar el alimento y bienestar a sus familias.

Actualmente en el mundo moderno se pueden ver contratos de terciarización, freelancecoworking remoto o las microempresas por aplicación, que aplaude Nostas, pero que nos muestran sólo formas de engaño y explotación de las y los trabajadores, por lo que la normativa actual e incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ponen acento en estas modalidades justamente para buscar evitar abusos.

Como ejemplo de lo anterior veamos la terciarización o outsourcing, que es una subcontratación de servicios. Si bien esto comenzó en el ámbito empresarial como la contratación de personal especializado para temas específicos, ahora se ha convertido en una contratación de temas recurrentes de la empresa, pero donde el contratante no asume ninguna responsabilidad y tampoco le importa si la empresa que contrata cumple con la normativa laboral. Un ejemplo claro de esto es la contratación de servicios de limpieza o seguridad física privada, que vemos tanto en lugares públicos como privados ¿Alguna vez preguntó a esa o ese trabajador cuál es su situación laboral? ¿Si ese guardia de seguridad cobra horas extras y bonos por permanecer más de 24 horas en labores?  ¿Si ese señor de la limpieza cuenta con medios de seguridad industrial y seguro de salud, mucho más al estar en contacto con basura y otras cosas que pueden afectar su salud? Seguramente, no preguntó.

Por información de la cartera laboral del Estado, las denuncias por vulneraciones a los derechos laborales presentadas aumentaron un 57% entre 2021 y 2024, pasando de 16.000 a 25.168. La mayoría de las quejas se refiere a beneficios sociales, salarios no pagados y despidos injustificados. En 2023, se registraron en promedio 2.000 denuncias mensuales, principalmente en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, por la concentración de empresas en estos departamentos. Muchas de estas denuncias involucran a más de 100 trabajadores.

Estos datos muestran una clara radiografía de la situación, lo que nos cuestiona: ¿Qué pasaría si se flexibiliza la normativa laboral como plantea el sector empresarial e industrial?

El empresario Nostas refiere que la normativa actual tan protectora del sector trabajador promueve la informalidad; conduce a la precarización del sector privado; impide su desarrollo con la atracción de inversiones y seguridad jurídica, pidiendo una relación equitativa y justa para el sector que construye progreso y bienestar.

Sin embargo, nuevamente los datos nos muestran que no es así. Si hoy con todas las protecciones que brinda la norma, ésta se incumple, imaginemos ¿qué pasaría si no existieran? Seguramente, algún liberal señalaría que el mercado laboral se regularía solo, pero esto es una mentira de paquete, porque para ello requeriríamos empleadores conscientes e imbuidos de principios de derechos humanos en su mente y accionar, y también trabajadores y trabajadoras diferentes, preclaros de sus derechos y obligaciones.

Por otra parte, debemos referirnos también al papel del Estado, el mismo que a pesar de ser garante de derechos también es un claro vulnerador de los mismos en el ámbito laboral, con contrataciones eventuales y de consultores en línea que se han convertido en trabajadores y trabajadoras de segunda categoría, casi sin derechos laborales, sin la posibilidad ni de enfermarse o pedir un permiso. Se trata de una situación horrible que el Estado rehúye.

Es evidente que debemos procurar una modernización de la normativa laboral, adecuada al siglo XXI, pero sin olvidar lo más importante: el capital humano, sin el cual ninguna empresa podría crecer y ningún empresario podría acumular dinero, lo contrario sería retroceder y comenzar nuevamente a luchar por derechos básicos y una vida digna.

¡Feliz Día Internacional de las y los Trabajadores!

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Fuente: https://guardiana.com.bo/opinion/cambiar-las-politicas-laborales/

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