Mauricio Santoro, asesor de derechos humanos para la organización Amnistía Internacional Brasil (AI), afirmó que la aparición de “coyotes” también responde a una “política de inmigración del Gobierno brasileño que está muy volcada a atraer mano de obra con mucha instrucción educativa formal”.

“Eso crea un mercado para el trabajo de los ‘coyotes’, porque esos trabajadores sin tanta instrucción formal pero que también son necesarios en Brasil terminan recurriendo a los ‘coyotes’ para lograr entrar” , dijo Santoro a BBC Mundo. El activista de AI señaló, además, que la ley brasileña sobre tráfico de personas “es frágil todavía”, ya que tipifica ese delito sólo cuando involucra prostitución forzada, sin incluir otros casos de trabajo esclavo o de contrabando de inmigrantes. Thiam, un senegalés que entró sin papeles a Brasil el 9 de marzo con un grupo de inmigrantes, reveló que el “guía” que los ayudó a llegar desde Perú les cobró 120 dólares por persona y 100 dólares a los inmigrantes haitianos. “Es una situación dramática, desesperada, para cientos de personas”, concluyó Santoro.