Entre los supervivientes de violaciones cometidas durante el violento conflicto de Sudán figuran niños y niñas de tan solo un año
UNICEF insta a la comunidad internacional a actuar con urgencia para proteger y apoyar a los niños y niñas de Sudán
Imagen: © UNICEF/UNI754438/Ingram El 2 de diciembre de 2024, en Sudán, Dana [NOMBRE CAMBIADO], de 16 años, descansa en un colchón en una oficina de UNICEF.
NUEVA YORK, 4 de marzo de 2025 – Numerosos niños y niñas, entre los que se incluyen bebés de tan solo un año, están siendo objeto de violaciones y agresiones sexuales por parte de hombres armados en el contexto del conflicto nacional que se extiende por todo Sudán.
Los datos recopilados por proveedores de servicios sobre violencia de género en Sudán ofrecen un panorama desolador de la crisis que afecta a la infancia, ya que desde principios de 2024 se han registrado 221 casos de violaciones contra niños o niñas*.
Esta cifra solamente representa una pequeña parte del número total de casos. Los supervivientes y sus familias a menudo no quieren o no pueden denunciar debido a las dificultades encontradas para acceder a los servicios y al personal de primera línea, además de por el miedo a verse estigmatizados, a que sus familias o comunidades los rechacen, a sufrir represalias de los grupos armados o a que su información personal sea revelada sin su consentimiento.
“El hecho de que hombres armados estén violando a niños y niñas de tan solo un año debería ser un escándalo para todo el mundo y provocar una acción inmediata”, ha declarado Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “En Sudán, millones de niños y niñas corren el riesgo de ser objeto de violaciones y de otras formas de violencia sexual, que se ha convertido en una táctica de guerra. Nos encontramos ante una violación monstruosa del derecho internacional que podría llegar a considerarse un crimen de guerra. Es urgente poner fin a esta situación”.
De los 221 casos de violaciones infantiles denunciados, 147 supervivientes son niñas, lo que representa un 66% del total. Es asimismo significativo que un 33% de los supervivientes sean niños varones, ya que ellos también pueden ser objeto de estigmatización y afrontar grandes dificultades para denunciar sus casos, buscar ayuda y acceder a los servicios. Resulta estremecedor que 16 de los y las supervivientes sean menores de cinco años, entre ellos cuatro con un año de edad. Los casos se han denunciado en nueve estados sudaneses situados a lo largo y ancho del país. También se han denunciado 77 casos de agresiones sexuales contra niños y niñas, principalmente intentos de violación.
La cruda realidad de esta violencia y el miedo a sufrirla está llevando a las mujeres y las niñas a abandonar sus hogares y sus familias y a huir a otras ciudades, donde suelen terminar en campamentos informales para desplazados o en comunidades con muy pocos recursos. El riesgo de sufrir violencia sexual en esas comunidades también es elevado, en especial para los niños y niñas que son desplazados internos.
A menudo se oculta la magnitud de las repercusiones que la violencia sexual tiene sobre las personas supervivientes, pero este tipo de violencia puede provocar consecuencias desmesuradas y a largo plazo, como un importante trauma psicológico, el aislamiento forzado o el rechazo de las familias por el estigma social, embarazos, infecciones de transmisión sexual, lesiones graves y otras complicaciones.
UNICEF trabaja con sus aliados en la creación de espacios seguros donde los y las supervivientes puedan recibir servicios relacionados con la violencia de género, así como para integrar esos servicios en los centros sanitarios y las clínicas móviles y distribuir los suministros médicos pertinentes. La labor de UNICEF también incluye el desarrollo de las capacidades de los trabajadores sociales, los psicólogos, los profesionales sanitarios y otros trabajadores de primera línea y su despliegue por todo el país para prestar servicios a las comunidades, como apoyo psicosocial y para la salud mental o servicios de orientación. UNICEF también ha emprendido acciones dentro de las comunidades para afrontar las prácticas y normas sociales nocivas.
“La violencia sexual que se extiende por todo Sudán ha generado terror en la población, en especial en los niños y niñas”, ha explicado Catherine Russell. “Las partes en conflicto y todas las personas que pueden influir en ellas deben hacer todo lo posible para terminar con estas graves violaciones contra la infancia. La magnitud de estas heridas de guerra, que tardarán mucho en cicatrizar, es inconmensurable”.
Las exigencias de UNICEF siguen siendo las siguientes:
- El Gobierno de Sudán y todas las partes deben respetar las obligaciones que les imponen el derecho internacional humanitario y los derechos humanos con el fin de proteger a los civiles, y en especial a la infancia.
- Se debe poner fin de inmediato a la violencia de género, incluida la violencia sexual como táctica de guerra.
- Es necesario proteger las infraestructuras de servicios básicos y a los proveedores de servicios, para que puedan seguir realizando una labor que es vital.
- Los trabajadores humanitarios deben poder proporcionar ayuda y servicios de emergencia, y las familias han de poder acceder de forma segura a la asistencia que necesitan.
- La puesta en funcionamiento de sistemas de datos seguros y éticos debe ser una prioridad, no solo para contribuir a reforzar la respuesta humanitaria, sino también como parte de una labor más amplia para que los autores de las violaciones respondan por sus actos.
- En la toma de decisiones relativas a la financiación, los donantes deben otorgar una importancia vital a los programas sobre violencia de género. No nos queda mucho tiempo si queremos evitar que la crisis de violencia sexual que asola Sudán siga extendiéndose, afecte a la infancia y conlleve consecuencias desmesuradas y duraderas.
