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Siete años después del desplazamiento forzoso en masa de los rohingya de Myanmar, los niños y niñas siguen sufriendo ataques mortales en el estado de Rakhine


2024-08-26
https://www.unicef.org/
UNICEF

En Myanmar, UNICEF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto con el fin de que cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario.

 

Imagen: UNICEF/2018/Nybo Un grupo de niños refugiados rohingya se reúnen al atardecer en un puente de bambú en el asentamiento improvisado de Kutupalong, en el distrito de Cox’s Bazar, Bangladesh, jueves 11 de enero de 2018.

 

 

NUEVA YORK/KATMANDÚ/BANGKOK, 25 de agosto de 2024 – Siete años después de que cientos de miles de rohingya huyeran de la violencia y la persecución en Myanmar, el conflicto continúa agravándose en el estado de Rakhine, en la costa occidental de Myanmar, donde se ha producido un aumento de víctimas y desplazados en el municipio de Maungdaw en medio de informes que indican que un creciente número de personas buscan refugio y protección en Bangladesh.

UNICEF ha recibido informes alarmantes de que los civiles, en particular los niños y las familias, están sufriendo ataques o han quedado atrapados en el fuego cruzado, y como consecuencia de ello ha habido muertos y heridos graves. La labor humanitaria en Rakhine se ha vuelto extremadamente difícil. Los servicios esenciales, como el acceso al agua potable y la atención sanitaria, están en peligro, una circunstancia que resulta agravada desde enero por los cortes en la electricidad, las telecomunicaciones e internet. La situación está afectando tanto las actividades civiles como las operaciones humanitarias.

“Siete años después de que una mortífera ola de violencia obligara a miles de familias a abandonar sus hogares en busca de seguridad, los nuevos informes sobre actos de violencia nos recuerdan de manera dolorosa las continuas amenazas que pesan sobre los niños y niñas en Myanmar”, ha declarado Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “En Rakhine y en todo el país, los niños, las niñas y las familias siguen pagando el precio del conflicto con sus vidas, sus medios de subsistencia y su futuro. Las partes en conflicto deben cumplir con su obligación de proteger a la infancia”.

El 5 de agosto de 2024, según informes, bombardeos de artillería y ataques con drones causaron la muerte de unas 180 personas, entre ellas un número considerable de mujeres y niños y niñas, cuando intentaban huir de las hostilidades cerca de la orilla del río Naf, que delimita la frontera entre el sudeste de Bangladesh y el noroeste de Myanmar. Ese mismo día, unas 20.000 personas tuvieron que desplazarse a la fuerza de tres barrios del centro de Maungdaw.

Los días 6 y 19 de agosto se hundieron en el río Naf varias embarcaciones que transportaban a decenas de personas –muchas de ellas mujeres y niños–, y entre las víctimas había menores de edad.

Desde el 13 de noviembre de 2023, la escalada del conflicto ha desplazado a unas 327.000 personas en el estado de Rakhine y en el municipio de Paletwa, en Chin. Esto eleva el total actual estimado de desplazados internos en el estado de Rakhine a más de medio millón de personas.

En todo Myanmar, la crisis humanitaria que se intensificó en febrero de 2021 sigue deteriorándose rápidamente, y los niños y niñas soportan la carga más pesada de la incesante violencia, que incluye graves violaciones, desplazamientos en masa y el práctico colapso de los sistemas de prestación de servicios de salud y educación. La escalada de ataques y enfrentamientos ha provocado el desplazamiento de unos 3,3 millones de personas, de las cuales casi el 40% son niños y niñas. En 2024, una cifra sin precedentes de 18,6 millones de personas –casi un tercio de la población del país–, incluidos 6 millones de niños y niñas, necesitarán ayuda humanitaria.

La población rohingya que huyó de los ataques y la violencia en 2017 se unió a los refugiados que ya se encontraban en Bangladesh procedentes de anteriores oleadas de desplazamientos. Juntos, suman casi un millón de desplazados. Siete años después, cerca de medio millón de niños y niñas refugiados rohingya crecen en el mayor campamento de refugiados del mundo, y muchos de ellos nacieron allí. La comunidad de refugiados depende por completo de la ayuda humanitaria y vive en refugios temporales en campamentos muy congestionados. En colaboración con el Gobierno Provisional de Bangladesh y sus aliados, UNICEF les proporciona agua y saneamiento, establece centros de tratamiento para la diarrea y facilita el acceso a servicios de salud y nutrición para niños y mujeres embarazadas, así como a una educación de calidad. UNICEF también asiste a los niños afectados por la violencia, el abuso y el abandono con servicios de protección y respuesta.

“El apoyo continuado de Bangladesh a la población refugiada –especialmente a los niños y niñas– es encomiable y fundamental”, afirmó Russell. “En los últimos 12 meses nos ha preocupado cada vez más la situación en materia de seguridad de los campamentos y los informes sobre violaciones de los derechos de la infancia. Estamos dispuestos a apoyar al nuevo Gobierno provisional de Bangladesh para garantizar que estos niños y niñas estén protegidos y tengan acceso a servicios fundamentales”.

En Myanmar, UNICEF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto con el fin de que cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos para proteger a los civiles, especialmente a los niños y niñas, y garantizar su seguridad y bienestar. UNICEF también hace un llamamiento para que todos los agentes humanitarios tengan un acceso seguro y sin obstáculos que les permita prestar ayuda humanitaria.

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Fuente. https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/siete-anos-despues-desplazamiento-forzoso-masa-rohingya-myanmar

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