Despenalizar el aborto
Un avance en la despenalización del aborto en Bolivia es agenda pendiente de salud pública.
Me espanta el doble discurso y la hipocresía con que se tratan los derechos de las mujeres. Recientemente, el 8 de marzo, todas las bocas se llenaban de felicidades, rosas y celebración en torno a la vida de las damas; y hoy, tan solo unos días después, muchos levantan la voz para condenar el derecho de las mujeres a recurrir a un aborto. Todos expresan su indignación frente a la muerte de las mujeres por hechos de violencia, pero tuercen la cara para no ver a las 650 mujeres muertas cada año por un aborto clandestino. ¿No es este el mayor crimen de la violencia machista?
La propuesta de Ley del Código Penal no legaliza el aborto, solo introduce algunas condiciones en las que las mujeres pueden acudir a esta medida extrema. A las causas de salud de la mujer, casos de violación o estupro, ya contempladas en nuestra legislación, se agregan causales socioeconómicas, absolutamente comprensibles en un contexto como el boliviano donde miles de mujeres se encuentran en situaciones de pobreza extrema.
Dejemos claro de una vez: ninguna mujer quiere un aborto. O bien quiere tener un hijo, o bien quiere evitar el embarazo. Y el Estado tiene la obligación de acompañarla en ambas decisiones. Recurrir a un aborto es una decisión difícil y dolorosa y, por tanto, si se despenaliza, no tendremos filas de mujeres abortando como nos quieren hacer creer los fundamentalistas. Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos mujeres muertas. Por ello, quiero compartir tres ideas en torno al tema.
1. La despenalización del aborto no te obliga ni te incita a abortar. Si por tus creencias religiosas o morales estás en contra del aborto, ¡no abortes! Pero tampoco quieras imponer una maternidad obligatoria a las mujeres que, en circunstancias determinadas, optan por no ser madres.
2. Penalizar el aborto no impide a las mujeres abortar. Tipificar como delito el aborto en la legislación nacional no ha tenido ningún efecto en evitar la realización de abortos consentidos. Los datos de recientes investigaciones nos hablan de 185 abortos por día, que reflejan que, de cada 100 embarazos, al menos 19 son interrumpidos. Lo que hace la penalización es generar que las mujeres acudan a clínicas clandestinas de pésimas condiciones sanitarias, que se constituyen en un lucrativo negocio. Además, siendo el aborto un delito, desincentiva a que las mujeres que se han practicado abortos y sufren complicaciones acudan a centros de salud, lo que muchas veces les cuesta la vida.
3. El aborto ilegal y clandestino castiga sobre todo a las mujeres pobres. En Bolivia, la tercera causa de muerte materna es producida por las complicaciones de un aborto realizado en condiciones precarias. Si tomas la decisión de abortar y cuentas con los medios económicos para hacerlo, seguro acudes a una clínica. Ahora, si eres una mujer pobre, tendrás que acudir a yerbas, infligirte golpes o caídas e incluso introducirte palillos de tejer (como lo han relatado muchas mujeres) provocando muchas veces infecciones, perforaciones uterinas y hemorragias que conllevan la muerte. Así, la libertad sobre nuestro cuerpo es un tema de clase social ya que son las mujeres pobres quienes mueren.
Por todo esto, un avance en la despenalización del aborto en Bolivia es una agenda pendiente de salud pública y debe sobreponerse a los criterios religiosos y conservadores de algunas personas que pretenden imponer al conjunto de la sociedad sus convicciones morales. Es hora de que Bolivia actúe frente a la violencia contra las mujeres y un adelanto en la despenalización del aborto es un avance.