CIDH llama a promover programas de educación para garantizar los derechos humanos de las mujeres lesbianas
En la línea de las obligaciones internacionales de los Estados, como la Convención de Belen do Pará, la CIDH ha recomendado a los Estados garantizar que las políticas educativas combatan patrones socioculturales de conductas discriminatorias; de lo contrario, se envía un mensaje social de rechazo contra las personas con orientaciones sexuales diversas no dominantes.
Washington, D.C. - En el marco del Día Internacional de la Visibilidad Lésbica, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) llama a los Estados de la región a promover una educación sexual integral (ESI) apropiado a la edad, que aborde aspectos básicos sobre sexualidad humana y los impactos de las relaciones de poder históricamente desiguales que afectan a las mujeres en toda su diversidad, entre ellas, a las personas que se identifican o son percibidas como lesbianas. Esto es esencial para la erradicación de la discriminación y violencia que continúan afectándoles.
En algunos Estados de la región, se han promulgado leyes de educación sexual integral que tienen el objetivo de proporcionar a todas las personas acceso a información científica y completa sobre la sexualidad humana, las relaciones saludables y el respeto a la diversidad. Estas medidas promueven actitudes responsables ante la sexualidad; informan sobre salud sexual y reproductiva, y contribuyen en la igualdad de derechos y oportunidades entre las personas, sin discriminación de género.
Sin embargo, a lo largo de la región, persiste una falta de información sobre la diversidad sexual y de género, en especial dentro de planes y programas de estudio de educación escolar. Incluso se ha prohibido la enseñanza con perspectiva de género; el uso del lenguaje inclusivo en la educación básica, y se ha restringido el acceso a materiales educativos con aspectos elementales sobre las experiencias de vida de personas LGBTI. Esto perpetúa la invisibilidad histórica de las mujeres lesbianas en la sociedad y se convierte en un obstáculo adicional para la erradicación de estereotipos de género y prejuicios contra la diversidad sexual.
Tales prejuicios están en la base de discriminación y violencia que continúan enfrentando las lesbianas, por lo que deben ser combatidos, entre otras iniciativas, mediante medidas educativas. La CIDH ha advertido a los Estados sobre su deber de tomar acciones preventivas para evitar la repetición de los diferentes tipos de actos que procuran “castigar”, “alterar” o “eliminar” la orientación sexual y la expresión de género de las lesbianas.
En la línea de las obligaciones internacionales de los Estados, como la Convención de Belen do Pará, la CIDH ha recomendado a los Estados garantizar que las políticas educativas combatan patrones socioculturales de conductas discriminatorias; de lo contrario, se envía un mensaje social de rechazo contra las personas con orientaciones sexuales diversas no dominantes. Por su parte, la Corte IDH reiteró que los Estados están obligados a adoptar medidas positivas para revertir o cambiar situaciones discriminatorias existentes en sus sociedades.
En ese contexto, se llama a los Estados a implementar y avanzar en legislación y políticas públicas que garanticen programas de educación sexual integral que sean inclusivos, para prevenir la violencia de género basada en prejuicios y asegurar sociedades respetuosas de la diversidad y de los derechos de las lesbianas.
La CIDH manifiesta su disposición de colaborar con los Estados y la sociedad civil en la promoción y protección de los derechos humanos de las lesbianas, como los procesos de integración de ESI que considere sus derechos y necesidades, como parte esencial de la estrategia para garantizar el pleno ejercicio de sus derechos humanos.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.
*Los Comisionados Carlos Bernal Pulido, Edgar Stuardo Ralón Orellana y Gloria De Mees emitieron su voto en contra de este comunicado de prensa.
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