¿Hasta dónde llega la paridad?
En Bolivia aún queda mucho por debatir en torno precisamente a lo que genera (o no) la paridad en la democracia paritaria intercultural o, más aún, lo que despeja u ocasionalmente nubla en el horizonte de igualdad de participación política entre hombres y mujeres.
Apoco de que se recuperó la democracia en el país, allá por el 82, algunas actoras políticas empezaron a bregar por las cuotas dentro de las listas de candidaturas para cargos electos, en medio de que éstas buscaran ampliarse llegó la Constitución de 2009 y las búsquedas se aceleraron, nuevas nociones empezaron a forjar lo que hoy se entiende como democracia paritaria: a) equidad de género, b) equivalencia de condiciones, c) paridad, d) alternancia y e) despatriarcalización. La apuesta estuvo, en principio, sobre las normas; a partir de ello se ha creado una importante ingeniería electoral que conjuga principios constitucionales, leyes, reglamentos e instructivos del TSE que, junto a un acompañamiento continuo de años por parte de actoras, colectivos, instituciones y movimientos feministas ha permitido que el entramado jurídico-institucional genere resultados y ello es lo que concretamente se constituye en el gran paraguas que le da hoy materialidad a lo que se entiende como democracia paritaria intercultural.
Quienes creemos que estos avances son importantes y deben cuidarse a pesar de no ser suficientes y ser perfectibles; tenemos también bastante claro las grandes urgencias de continuar buscando las formas de intervenir el sistema político que se presenta como un perfecto lugar en el que se reproducen las grandes opresiones estructurales coloniales y patriarcales que detentan nuestras sociedades. Y no habrá intervenciones más importantes que aquellas que busquen continuar ampliando la democracia como forma de ir, a la vez, garantizando su salud y su prevalencia como sistema político. Y aunque el horizonte se muestre tremendamente amplio y utópico es importante señalar que ese es el horizonte paritario; así como lo es, en el caso boliviano, el intercultural. ¿De qué otra manera se puede sino conjugar institucionalmente los grandes anhelos de algunos de los sujetos políticos que, más de dos décadas atrás, iniciaron este proceso constituyente que tantas y tantos han ido abandonando en el camino?
Como se ve, estamos hablando de un tema que puede evaluarse de múltiples maneras, con diversos enfoques y que ciertamente bien puede aterrizar en hechos y datos concretos o elevarse (en clave aspiracional) a discusiones teóricas e incluso modélicas. Lo cierto es que en Bolivia aún queda mucho por debatir en torno precisamente a lo que genera (o no) la paridad en la democracia paritaria intercultural o, más aún, lo que despeja u ocasionalmente nubla en el horizonte de igualdad de participación política entre hombres y mujeres.
Pues bien, algunas de esas miradas, ámbitos de desarrollo, normas, datos, percepciones y, cómo no, anhelos han sido lo que se ha tratado de escudriñar de manera exploratoria y a lo largo del tiempo, con énfasis en este último periodo de desarrollo constitucional, en el informe La paridad más allá de la paridad. Participación política de las mujeres en el largo camino hacia la democracia paritaria intercultural en Bolivia, que en cinco capítulos: a) Democracia paritaria, esa buena idea; b) Participación política: de las normas a los resultados; c) Obstáculos a la participación política de las mujeres, d) Los partidos muralla y e) Llegar a la Asamblea, ¿y después?, ha desarrollado un documento que invita al diálogo en torno a lo andado y los aún grandes desafíos que se afrontan en este andar.
Verónica Rocha Fuentes es comunicadora. Twitter: @verokamchatka.