Los encuentros feministas son espacios de construcción y son complejos por sus diversidades; tal vez el primer desafío de nuestros feminismos latinoamericanos es hacer práctica la diversidad de las interseccionalidades que se simbolizaban en las trenzas de la gráfica del 13° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, recientemente realizado en la ciudad de Lima entre el 23 y el 25 de noviembre.

Las feministas que suscribimos este artículo hemos acompañado los procesos de cambio en nuestro país y permanecemos al lado de los movimientos, las organizaciones sociales y los pueblos indígenas y originarios de nuestra Bolivia. Muchas sentimos que hemos parido como parte de este mismo pueblo junto a nuestras hermanas y hermanos este proceso de cambio. Ninguna puede permitirse pensar que su apuesta es “la más auténtica y correcta”. Es justamente la lucha por una sociedad menos excluyente, más respetuosa y menos colonial las que nos anima a seguir unidas.

Es necesario reflexionar sobre nuestras prácticas y aprender a no callar ante expresiones que descalifican a otras mujeres, disfrazadas de nuevos términos para seguir reproduciendo viejas prácticas. Todo ello nos convoca a posicionar estos argumentos, de manera colectiva y consensuada, como queremos que se tomen todas las decisiones.

Las pretensiones de una expresión del feminismo comunitario de arrogarse la representación de un conjunto diverso de organizaciones, estructuras, militancias y activismos feministas que existen en Bolivia nos parece un contrasentido, al menos si estamos de acuerdo con algunos principios básicos de la práctica feminista: sumar y no restar. Las distintas visiones y prácticas no pueden presentarse como poseedoras de verdades absolutas, ni arrogarse la representación de un conjunto diverso y plural, pues esto constituye un ejercicio neocolonial que invisibiliza las diferentes expresiones y formas de los feminismos en Bolivia.

Las feministas uruguayas mostraron ante la plenaria del 13° Encuentro Feminista Latinoamericano un factor de unidad desde las diferentes tendencias y sus diversidades, así como un proceso de consenso previo que las unió frente a la propuesta. Esas fueron las razones para que la mayoría de las feministas de la región que participaron en esta cita eligieran a este país como sede del próximo encuentro. Como argumentos de los avances, las feministas uruguayas expusieron que este país hermano tomó decisiones tan importantes como despenalizar el aborto, garantizar el matrimonio igualitario y además despenalizar la marihuana.

Los diálogos diversos y plurales, los acuerdos en el marco de las diversidades son temas pendientes que tenemos que construir para que los feminismos bolivianos se preparen y se comprometan para poder asumir en nuestro país la responsabilidad de organizar algún encuentro feminista latinoamericano.Bolivia, gracias a las luchas sociales, dinámicas contestatarias y búsqueda de justicia e inclusión que han organizado y acumulado las luchas de nuestros pueblos, con la presencia indiscutible de las mujeres, tiene todo el potencial de nutrir de sentidos y significados descolonizadores a los feminismos latinoamericanos, pero claro, no sin antes ejercitarnos, con ganas y convicción, en llevar adelante múltiples encuentros entre nosotras. *Mónica Novillo / Rosario Ricaldi / María Ángela Sotelo / Lucía Vargas / Luz Lima / Andrea Terceros / Shizuko Sasamoto / Lourdes Montero / Elizabeth Peredo / Guadalupe Pérez / Moira Rimassa / Graciela López / Lizzy Montaño / Ana María Rojas Lozano / Olivia Román / Jacqueline Garrido-Cortés / Claudia Arce Cuadros / Katia Uriona / Carmen Elena Sanabria / María del Carmen Villarroel / Esther Otero Alonso / Carmen Ávila.