Alberto Brunori, Representante Regional de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para América Central y el Caribe

Jueves, 11 Julio 2024

Buenas tardes. Saludo a las/los Honorables Comisionadas y Comisionados, a las representantes de la sociedad civil, y otros participantes en esta audiencia.

Agradezco la invitación a participar en la presente audiencia para transmitir un mensaje conjunto de las presencias de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en América Latina.

Estoy aquí para proporcionar información a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de forma oral e informal y sin estar bajo juramento en relación con el “Exilio de periodistas e impactos en la libertad de expresión”. Esta información se presenta estrictamente de forma voluntaria y sin perjuicio de las prerrogativas e inmunidades de las Naciones Unidas, incluidos sus oficiales y expertos en misión. Por lo tanto, nada en mis comentarios debe entenderse como una renuncia, expresa o implícita, de los privilegios e inmunidades de las Naciones Unidas, sus oficiales y expertos en misión, quedando expresamente reservados.

El exilio de periodistas ha aumentado en los últimos años debido a la presión sobre los medios de comunicación en muchos países, y a que gracias a la tecnología les permite trabajar desde el extranjero cuando no pueden hacerlo con seguridad en su país.

La Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión ha destacado en su informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos el 26 de junio de 2024 la función vital de una prensa libre, independiente y pluralista en la democracia. La prensa no solo informa al público, sino que también exige responsabilidad a quienes ejercen el poder público. Sin embargo, la creciente presión sobre los medios de comunicación y las tendencias autoritarias, incluso en Estados democráticos, están cerrando el espacio para medios independientes. Esto ha forzado a muchos periodistas a huir, creando un vacío informativo y debilitando la capacidad de la sociedad para mantenerse informada y crítica.

El exilio de periodistas implica una gran pérdida para la democracia y una alerta sobre la vigencia de los derechos humanos.  También implica una situación que requiere la atención especial de estas personas y el reconocimiento del papel que cumplen fuera de sus países.

Los periodistas en el exilio proporcionan información crucial sobre sus países de origen y el mundo, siendo a menudo la única fuente de noticias independientes en zonas de conflicto o represión. Gracias a su conocimiento y redes extensas, pueden ofrecer perspectivas diversas y combatir la desinformación desafiando incluso ciertas narrativas oficiales. Sin ellos, el acceso a información veraz y relevante es gravemente comprometido.

El informe de la Relatora revela la precaria situación de muchos de los periodistas exiliados, quienes enfrentan constantes amenazas a su seguridad y la de sus familias por parte de sus propios gobiernos. Además, carecen de estatus jurídico seguro y apoyo adecuado en los países de refugio. Las mujeres periodistas, en particular, enfrentan riesgos adicionales de abusos sexuales y explotación sin mecanismos efectivos de reparación. La mayoría de estos periodistas ansían regresar a sus países o, al menos, tener la libertad de entrar y salir sin restricciones, lo cual frecuentemente les es negado.

El artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos protegen el derecho de toda persona a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas sin fronteras y por cualquier medio. El propio exilio es una restricción ilícita de la libertad de expresión, en la medida en que limita el derecho de los periodistas a tener acceso a la información y difundirla, así como a compartir sus opiniones libremente en su propio país.

La Relatora subraya, además, que, siguiendo el principio de necesidad y proporcionalidad, no se debe impedir a los periodistas difundir información de interés público ni perseguirlos por ello. Los periodistas en el exilio informan sobre temas sensibles como la corrupción, violaciones de derechos humanos y elecciones entre otros. Aunque sus posiciones sean críticas con las políticas gubernamentales, esto no puede justificar que los Estados restrinjan la difusión de información ni tomen represalias. En este sentido, la prohibición de canales o sitios web de medios en el exilio se opone a estos principios fundamentales.

El informe de la Relatora incluye recomendaciones específicas a los Estados, empresas digitales y de medios de comunicación, organizaciones internacionales y la sociedad civil. Estas recomendaciones buscan reforzar la seguridad de los periodistas y garantizar la viabilidad de los medios independientes en el exilio.

Aprovecho este momento para invitar a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas y contundentes para proteger a los periodistas en el exilio. Es imperativo garantizar su seguridad y capacidad para continuar su labor esencial en la defensa de la verdad, la justicia y la democracia

La protección de los periodistas en el exilio no es solo una cuestión de justicia, sino una necesidad imperiosa de mantener la integridad de la información y la democracia a nivel global. La violación de sus derechos es una afrenta a la libertad de expresión y a los principios fundamentales del derecho internacional. Es hora de cerrar esta brecha y asegurar un futuro donde la verdad y la justicia prevalezcan.

FIN

Fuente: https://www.oacnudh.org/intervencion-de-alberto-brunori-durante-la-audiencia-regional-sobre-periodistas-en-el-exilio-de-periodistas-e-impactos-sobre-la-libertad-de-expresion-en-la-190-periodo-de-sesiones-de-la-cidh/