La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Iraq expresaron inquietud por la reanudación de la pena capital en ese país.

Doce personas fueron ahorcadas en Bagdad el domingo pasado, rompiendo una moratoria de año y medio. Preocupa en particular que en Iraq sea frecuente aceptar como evidencia las confesiones obtenidas por coacción o tortura y que se obligue a los acusados a incriminarse. El portavoz de la Oficina de la Alta Comisionada en Ginebra Rupert Colville señaló que “Algo que nos alarma mucho es que hay otros 115 prisioneros en el corredor de la muerte, que podrían ser ejecutados si continúa esta tendencia”. Agregó que la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos aboga por la abolición de la pena capital bajo todas las circunstancias porque, de cometerse un error en el proceso, es el Estado que se convierte en asesino.