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Redes venden niños en mercado ilegal en África


2020-11-20
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El Diario

Según la investigación de Africa Eye, las redes de tráfico de niños están operando dentro de algunos de los hospitales gubernamentales más grandes de Nairobi

La cadena BBC Mundo investigó las redes que se dedican a robar niños en venderlo en el mercado negro en África En algún lugar, el hijo de Rebecca tiene 10 años. Podría estar en Nairobi, donde ella vive, o podría estar en otro lugar. Podría, lo sabe en lo profundo de su corazón, estar muerto.

La última vez que lo vio, Lawrence Josiah, su primogénito, tenía un año. Ella, 16. Eran alrededor de las 2 de la madrugada de una noche de marzo de 2011 y Rebecca estaba mareada tras inhalar un pañuelo empapado en combustible para aviones, un subidón barato en las calles de la ciudad.

Aspiraba combustible para aviones porque le daba la confianza necesaria para acercarse a extraños y pedir dinero. Cuando tenía 15 años, la madre de Rebecca ya no podía mantenerla ni pagar sus cuotas escolares, así que ella abandonó la escuela y empezó a vivir en la calle.

Conoció a un hombre mayor que prometió casarse con ella, pero en cambio la dejó embarazada y se fue. Al año siguiente nació Lawrence Josiah, y Rebecca lo crio durante un año y unos meses hasta que cerró los ojos esa noche y nunca volvió a verlo.

"Aunque tengo otros hijos, él fue mi primogénito, me hizo madre", dijo al departamento de investigaciones de la BBC Africa Eye, luchando por contener las lágrimas. He buscado en todos los centros infantiles, en Kiambu, Kayole, y nunca lo he encontrado".

Rebecca todavía vive en las mismas calles de Nairobi. Es pequeña, con pómulos afilados y cabello corto y muy trenzado. Ahora tiene tres hijas más: de ocho, seis y cuatro años.

No hay que buscar mucho para encontrar historias similares en las calles donde vive Rebecca, junto con otros residentes de Nairobi que no tienen hogar.

El hijo de Esther, de tres años, desapareció en agosto de 2018. "Nunca he estado en paz desde que perdí a mi hijo", explicó Esther. "Lo he buscado, de aquí hasta Bombay".

Han pasado cinco años desde que el hijo de Carol, de dos años, fue secuestrado en medio de la noche. "Lo quería tanto", afirmó. "Los perdonaría si me devolvieran a mi hijo".

En Nairobi, mujeres vulnerables son víctimas de un floreciente mercado negro de bebés. A lo largo de una investigación de un año, África Eye encontró evidencia de niños arrebatados a madres sin hogar y vendidos para obtener ganancias enormes.

Descubrimos el tráfico ilegal de niños en clínicas callejeras y el robo de bebés por encargo en un importante hospital administrado por el gobierno.

Y en un esfuerzo por exponer a esos funcionarios gubernamentales, arreglamos con un cargo de un hospital -quien usó documentación legítima para hacerse cargo de la custodia de un niño de dos semanas- la compra de un niño abandonado.

Los ladrones de bebés van desde oportunistas vulnerables hasta delincuentes organizados, con frecuencia trabajando juntos.

Entre los oportunistas se encuentran mujeres como Anita, una bebedora empedernida y usuaria de drogas que vive intermitentemente en la calle, y gana dinero robando hijos a mujeres como Rebecca, yendo a por madres con bebés menores de tres años.

SACRIFICIOS

Africa Eye se enteró de la existencia de Anita a través de una amiga suya, que quiso permanecer en el anonimato. La amiga, que pidió que la llamaran Emma, dijo que Anita tenía diferentes métodos para arrebatar niños en la calle.

"A veces ella habla primero con la madre, para tratar de ver si la madre sabe lo que planea hacer", señaló Emma. "A veces droga a la madre, le da pastillas para dormir o pegamento. A veces juega con el niño. "Anita tiene muchas formas de conseguir niños".

Anita en un bar del centro de Nairobi frecuentado por vendedores ambulantes. Anita nos dijo que estaba bajo presión de su jefe para robar más niños y describió un secuestro reciente.

"La madre era nueva en las calles, parecía confundida, sin darse cuenta de lo que estaba pasando", indicó. "Ella me confió a su hijo. Ahora tengo al niño".

Anita explicó que su jefe era una mujer de negocios local que compraba bebés robados a pequeños delincuentes y los vendía para ganar dinero.

Algunos de los clientes eran "mujeres estériles, por lo que para ellas esto es una especie de adopción", pero "algunos los usan para sacrificios".

"Sí, se utilizan para sacrificios. Estos niños simplemente desaparecen de las calles y nunca se los vuelve a ver".

Esa pista oscura se hizo eco de algo que Emma ya nos había dicho, que algunos compradores "usan a los niños para rituales".

En realidad, una vez que Anita ha vendido a un niño, sabe poco sobre su destino. Se los vende a la empresaria por 50.000 chelines si es una niña o 80.000 chelines si es un niño: $us 460 o $us 720.

Ese es aproximadamente el precio actual en Nairobi por robarle un niño a una mujer en la calle. "La mujer de negocios nunca dice lo que hace con los niños", aseguró Emma. "Le pregunté a Anita si sabía lo que hace con ellos, y me dijo que no le importa nada, si los lleva a la brujería o lo que sea. Mientras tenga dinero, no pregunta".

Poco después de la primera reunión, Anita llamó para concertar otra. Cuando llegamos, estaba sentada con una niña que dijo que tenía cinco meses y que acababa de secuestrar momentos antes, después de ganarse la confianza de la madre.

"Ella me la dio por un segundo y me escapé con ella", dijo.

Anita dijo que tenía un comprador esperando para comprar a la niña por 50.000 chelines (US$460). Emma, nuestra fuente, intentó intervenir, diciendo que le habían presentado a un comprador que podía pagar 80.000 (US$720). "Eso es bueno", dijo Anita. "Sellemos el trato para mañana".

Se fijó una reunión para las 5 de la tarde. Debido a que la vida de un niño estaba en peligro, Africa Eye informó a la policía, que organizó un operativo encubierto para arrestar a Anita y rescatar al niño, una vez que nuestro comprador se hubiera encontrado con ella.

Probablemente sería la última oportunidad antes de que la niña desapareciera. Pero Anita nunca apareció y, a pesar de intentarlo durante días, no pudimos encontrarla.

Semanas después, Emma finalmente la localizó. Nos dijo que Anita aseguró haber encontrado un postor más alto y que usó el dinero para construir una casa de dos habitaciones, de hojalata, en una de las favelas de la ciudad.

La niña había desaparecido. La policía todavía tiene un expediente abierto sobre Anita.

"Supongamos que hacemos esto"

No existen estadísticas fiables sobre la trata de niños en Kenia, ni informes gubernamentales ni encuestas nacionales exhaustivas.

Las agencias responsables de encontrar niños desaparecidos y rastrear el mercado negro carecen de recursos y personal.

Una de las pocas salvaguardas para las madres cuyos hijos son robados es Missing Child Kenya, una ONG fundada y dirigida por Maryana Munyendo. En sus cuatro años de funcionamiento, la organización ha trabajado en unos 600 casos, dijo Munyendo.

"Este es un problema muy importante en Kenia, pero no se reporta mucho. En Missing Child Kenia apenas hemos arañado la superficie".

El tema "no ha sido priorizado en los planes de acción de respuesta para el bienestar social", afirmó.

Eso se debe, en parte, a que se trata de un delito cuyas víctimas suelen ser mujeres vulnerables y sin voz, como Rebecca, que no tienen los recursos ni el capital social para llamar la atención de los medios o impulsar la acción de las autoridades.

"El subregistro tiene una fuerte correlación con la situación económica de las víctimas", dijo Munyendo.

"Carecen de los recursos, las redes y la información para poder ir a algún lado y decir: 'Oye, ¿alguien puede hacer un seguimiento de mi hijo desaparecido?".

La fuerza impulsora detrás del mercado negro es un estigma cultural persistente en torno a la infertilidad. "La infertilidad no es algo bueno para una mujer en un matrimonio africano", relató Munyendo.

"Se espera que tengas un hijo y debería ser un niño. Si no puedes, es posible que te echen de casa. Entonces, ¿qué haces? Robas un niño".

Lo más probable es que una mujer en esa situación se ponga en contacto con un traficante como la jefa de Anita, que usa a personas vulnerables como ella para secuestrar niños en la calle. O podrían estar conectados con alguien con acceso a un hospital. (BBC Mundo)

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