Noticias

El momento de saldar la deuda con las mujeres


2020-11-19
https://www.pagina12.com.ar/
Página 12

La deuda que significa que haya jueces que todavía denuncian a funcionarios y funcionarias que garantizan el aborto a una niña víctima de violación desde los cinco a los catorce años por parte de su hermanastro o que hacen uso de citas del Derecho Canónico para argumentar en sus fallos antiderechos.

Este gobierno dio un paso importantísimo para dejar atrás tantos años de injusticia y violencia hacia las mujeres y niñas que necesitan y tienen derecho a acceder a la interrupción voluntaria del embarazo. Primer paso para saldar una deuda estructural con nosotras.

Hablo de la deuda que significa que haya jueces que todavía denuncian a funcionarios y funcionarias que garantizan el aborto a una niña víctima de violación desde los cinco a los catorce años por parte de su hermanastro o que hacen uso de citas del Derecho Canónico para argumentar en sus fallos antiderechos. También todavía es deuda que haya medios de comunicación que militan fundamentalismos y niegan con el lenguaje y en sus propias editoriales estos derechos. Recordemos por caso, la editorial de La Nación pregonando la maternidad de niñas violadas. “Niñas no madres”, ese slogan sigue siendo pilar necesario para entender la gravedad de lo que estamos hablando.

Me refiero a la deuda, en definitiva, de que las mujeres todavía no podamos tener el control sobre nuestro propio cuerpo. Hace tiempo que muchas nos preguntamos por qué en un país como el nuestro, que tiene legislación de avanzada en muchos aspectos vinculados a cuestiones de género, todavía no se aprobó la despenalización del aborto. En nuestra historia, las mujeres fueron encuadradas en una ideología familiarista que hizo que no fuéramos consideradas sujetos de derechos si no éramos madres o no estábamos en relación a una familia, a un padre, a un marido. Cuando las mujeres reclamábamos derechos vinculados a la propiedad privada y a decidir sobre el propio cuerpo, derechos que escapaban de ese lugar en el que habíamos sido colocadas, se nos negaban. En el primer caso, lo logramos en el siglo pasado, por lo menos a nivel formal. En el segundo, aún no. Eso es lo que está en juego con esta ley y por esto también es tan importante.

Hace unos años le pregunté a la teóloga y filósofa feminista brasileña Ivone Gebara por qué tanta resistencia con el aborto. Una de las razones profundas, dijo, es que la Iglesia Católica hace una sacralización del semen. Se creía que en el semen masculino estaba todo el ser. O sea, que había una idea de que las mujeres eran puros receptáculos: “Esto es medio mítico, pero muchos dogmas son mitos. Entonces, el semen es el origen de la vida, no nuestros óvulos. ¿Imaginas qué atrevimiento nosotras querer ser más que receptáculo? Entonces si dices sí al aborto, ellos pierden el control sobre tu cuerpo”. No la cito buscando explicación religiosa a lo que considero un derecho, sino para señalar que la injerencia de los fundamentalismos nos ha hecho mucho mal y debemos tomarla como eso, y como expresiones de personas e instituciones con poder que anteponen sus creencias personales y sus dogmas al derecho a la salud. En ese momento, 2012, Gebara dijo que el aborto se despenalizaría cuando el Estado se desvinculara de la Iglesia Católica. Una deuda que pide ser saldada desde hace tiempo por el movimiento de mujeres y feminista. Este gobierno peronista, que hace bandera de la protección de les más humildes y toma el empuje de la ola verde, está siendo consecuente con ese pedido. Esperemos que quienes tienen que votar estén a la altura de la deuda que se tiene con las mujeres y las niñas.

Nuestros Financiadores