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Sentencian a feminicida tras una historia de violencia intrafamiliar


2017-02-22
correodelsur.com
Correo del Sur

EL ESPOSO DE LA VÍCTIMA RECONOCIÓ SU CULPABILIDAD

Marianela Demetria, de 32 años de edad, salió de su casa la noche del jueves para asistir a una supuesta reunión con su esposo y padrinos de matrimonio civil y religioso con el objetivo de hablar de su matrimonio que se había roto hace más de un mes. La pareja estaba separada y la cita era en la casa del esposo, que vivía con su familia.

Ella no volvió más. Ya no cuida a su niña de seis años ni su hijo de 17 que vivían con ella, tampoco podrá hacerlo con su hija de 14, que se había quedado con su padre. Esa noche del jueves, una mano asesina la mató brutalmente y luego tiró el cadáver en un pequeño basural.

Cinco días después del hecho, quién sabe si a la misma hora de su muerte, 19:30 aproximadamente, el autor, Jhonny Calderón, el esposo, fue sentenciado a 30 años de prisión sin derecho a indulto en la cárcel San Roque por el delito de feminicidio.

El sujeto reconoció su culpa y se sometió a un juicio abreviado. En los cortos alegatos de la audiencia se conoció que el inculpado tenía dos denuncias por violencia intrafamiliar y que ninguna prosperó.

Una de las hermanas de la víctima, cuyo nombre se mantiene en reserva, corroboró estos extremos y contó que la vida de Marianela Demetria era muy difícil. Desde que se casó con Jhonny, en 2002, fue víctima de violencia física. Cuando presentó las dos denuncias empezó a ser víctima de violencia psicológica de parte de la familia de su esposo, a tal punto que tuvo que dejar su hogar. Aquello sucedió hace más de un mes e inició el proceso de divorcio.

Con dos denuncias, ¿qué pasó con el sistema de justicia? La hermana sólo sabe que los procesos no podían seguir porque “le pedían muchas cosas”.

Separados, el pleito mayor fue por las pensiones para los hijos. En diciembre del año pasado, la madre recurrió a los servicios legales integrales municipales, pero no estaban trabajando; lo hizo en enero y tampoco había gente trabajando, dijo la hermana.

Sin poder recurrir a otras instancias, un abogado le aconsejó que entretanto intentara obtener las pensiones “por las buenas”. “'Aunque me metas en la cárcel no te voy a dar ni un peso' le habría dicho”, refirió la hermana. Sobre este tema discutieron el lunes, apuntó.

EL ASESINATO

La noche del miércoles la pareja salió a comprar útiles escolares para sus hijos. Es posible que en ese encuentro él la hubiera convencido de sostener una reunión con sus padrinos de matrimonio civil y religioso.

El jueves, durante el día, el esposo fue a buscarla a su casa, posiblemente para recordarle el compromiso. Los hijos y los hermanos de la víctima sabían de este encuentro, sostuvo la fiscal Carmen Rosa Encinas. En la investigación se conoció que el padre pidió a sus hijos que le recordaran a la madre, mediante teléfono, el compromiso que tenía.

Ese fatídico día, Marianela Demetria salió dejando a sus dos hijos en casa, quizá pensando que tendría una reunión de reflexión y reconciliación, dijo Encinas.

Cuando llegó a la casa de su esposo, su hija de 14 años no estaba y tampoco los padrinos, que días después testificaron que nunca fueron citados por Jhonny a una reunión de esas características. Ingresó y supuestamente no había más gente en la casa pese a que ahí viven familiares del esposo.

El lugar de la cita fue la cocina, espacio que habían construidos juntos. ¿Qué se dijeron cuando estaban solos? No se sabe. Las evidencias sólo refieren que la mujer fue golpeada. “La golpeó primero, tiene varias contusiones”, afirmó la Fiscal. “Luego la estranguló, la asfixió con un objeto mecánico, no fue con la mano”, precisó la autoridad.

Lo que ocurrió esa noche, aparentemente, no lo supo nadie más. La niña de seis años y su hermano de 17 durmieron en su casa sin su madre. La hija de 14 durmió, como de costumbre, en la casa de su padre, sin sospechar que el cadáver de su madre estaba ahí.

La mañana del viernes, Jhonny fue a la casa de sus hijos a decirles que su madre había dormido “bien en la cocina” y que no regresó con ellos porque no quiso despertarlos. Les avisó que había ido a su trabajo y que no la esperarían a mediodía debido a que tenía una cita con su abogado y que en la tarde iría a su otro trabajo.

Como la madre no iba a regresar a casa hasta el viernes por la noche, en la tarde, el hermano llevó a su hermanita a la escuela; la recogió con la esperanza de que su mamá asistiera a una reunión del establecimiento fijada para las 19:00 y regresara a casa.

Confiando en que las cosas así irían a suceder, el hermano se fue a trabajar por la noche; se había comprometido a cumplir un reemplazo en un hostal y dejó a su hermanita de seis años sola en la casa, creyendo que luego llegaría su madre. No vivían otras personas en ese inmueble. El padre no fue a verla.

La niña durmió -es un decir-, amaneció sola. Despertaba y lloraba "¿Mami, mami, dónde estás?" preguntaba, relató la tía, sin imaginarse que su madre había muerto hace más de 24 horas.

Esa misma noche, según la Fiscal, el sujeto sacó el cuerpo de su casa y lo arrojó en un pequeño basural.

El sábado, entre las 8:30 y 9:00, el padre fue a recoger a su hija menor. La llevó a su casa y dejó asegurada la vivienda de su esposa.

A las 8:20, una persona encontró el cadáver de una mujer sin identificar, tirado en un basural, envuelto en bolsas de yute en la zona de Alto Mesa Verde.

Mientras la Policía y la Fiscalía hacían el levantamiento legal del cadáver, un poco más tarde, a las 9:00, el hijo mayor regresó de su trabajo a casa y como nadie respondía se fue a descansar a la casa de su papá, pensando que su mamá estaba trabajando.

Horas después regresó a su casa, tocó la puerta y como nadie respondía, otra vez volvió a la casa de su padre, creyendo que su mamá había salido de compras. La madre ya estaba en la morgue. Por la noche volvió, pero como nadie respondía no tuvo otra opción que volver a la casa de su padre.

En la mañana del domingo, el padre les comentó a sus hijos que su madre se había marchado con su amante y que no iba a regresar, contó la hermana, que desde el sábado junto a su familia buscaron a Marianela Demetria sin encontrarla. Mientras ellos se movilizaban, Marianela Demetria yacía en la morgue del hospital Santa Bárbara.

El domingo la situación era angustinte. Una de las hermanas fue tres veces a la casa de la víctima, mientras que el hijo mayor lo hizo una vez, a las 9:00.

Desesperada, una de las hermanas decidió ir a la casa del esposo de su hermana. Tocó la puerta y nadie la abrió. Insistió por más de media hora recurriendo inclusive a una piedra para ser escuchada, hasta que por fin el sujeto salió.

Lo encaró y empujándolo ingresó a la casa, donde encontró a sus tres sobrinos. Empezó a preguntar a todos por su hermana, pero no encontró ninguna respuesta. Desilusionada, regresó a su casa y junto a su esposo revisó la publicación de este diario. Ahí se enteraron que un día antes dos mujeres habían sido encontradas muertas y estaban sin identificar en la morgue.

Al mediodía llegaron a ese depósito. Destaparon la sábana que cubría el cadáver y la encontraron muerta. Era la madre, hija y hermana desaparecida la noche del jueves.

Para la familia de la víctima, el autor del crimen es un “psicópata” que lo planeó todo para matar a su esposa. Antes del hecho, pidió permiso para no asistir a su trabajo el jueves y viernes, inventó la reunión con sus padrinos y mantuvo el cadáver dentro de su casa más de 24 horas, para luego deshacerse del mismo.

Anoche, la jueza 2° de Instrucción en lo Penal de la Capital, Cinthia Zambrana, lo condenó a 30 años de prisión sin derecho a indulto por feminicidio, luego de que el autor del hecho se declarara culpable y dijera: “Quiero pedir perdón de todo corazón a la familia. No hubiera querido que pase esto, ocurrió tan rápido, fue algo contenido”. (…) “El único culpable soy yo”. (…) “Quiero pedir disculpas a mis hijos”.

El caso se cerró a las 19:30, cinco días después del hecho, quizá, a la misma hora en que la madre y esposa fue victimada cruelmente.

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